Santo Domingo.- La decisión de montar la Serie del Caribe en Panamá en su edición 61, en razón de que no pudo celebrarse en Barquisimeto, Venezuela debido a que a última hora no se dieron las condiciones para esto, puso en jaque la Confederación de Beisbol Profesional (CBPC) del  Caribe, si debía o no dar continuidad al evento Serie del Caribe.           

Una frase de Blas Pascal resume los momentos vividos previos a la celebración de la   61 Serie del Caribe en Panamá, "el corazón tiene razones que la razón desconoce". Sin embargo la CBPC aceptó el reto de celebrar esta Serie del Caribe con apenas pocos días para su organización.

El gran mérito de que esta Serie del Caribe mantuviera su ciclo normal de celebración la tiene la CBPC, contando con el apoyo decidido de cada una de las Ligas Miembros en el orden institucional y económico. Por otra parte, es a destacar la colaboración desinteresada y decidida de Tobías Carrrero Nácar y Tobías Enrique Valentiner, quienes a través de sus empresas y personal fueron piezas clave para que se pudiera llegar a feliz término una Serie que marcó un hito deportivo en cuanto a su organización por el poco margen de tiempo de que se disponía para esto.

En el caso de Panamá, la Serie del Caribe retornó circunstancialmente a ese país luego de 59 años de ausencia, recordando que en 1950 el equipo Carta Vieja ganó el título de Campeón en la edición número 2 de este evento, resultando el jugador más valioso Joe Tuminelli y el manager campeón Wayne Blackburn.

En otro orden, creo indiscutible la afirmación de que la "casualidad" de que se celebrara esta Serie del Caribe en Panamá, ha resultado ser una oportunidad para que en esa parte geográfica donde se unen los océanos Pacífico y Atlántico, recupere su primacía en un deporte que como el beisbol ha sido de arraigo popular.                                     

El hecho de que Panamá se convirtiera del 4 al 10 de febrero de 2019 en la capital  del mundo del béisbol, como bien la calificara Tony Flores presidente de  la Liga Roberto Clemente de Puerto Rico, constituye el mejor legado al que puede asociarse la decisión la celebración de la Serie del Caribe en Panamá.

Este punto que destacamos se puede observar, no solo en el hecho de la vocación que pudiera tener la Liga Panameña para ingresar en la Serie del Caribe, sino en el esfuerzo que hizo la CBPC para trasladar su principal producto que es la Serie del Caribe a Panamá, considerando las considerables inversiones que hizo en Estadio Nacional Rod Carew, en la televisión abierta, el impacto económico que se reflejó en  los fanáticos que asistieron al evento, los hoteles y el comercio en general.

Es de esperar ahora, que la mejor forma de proyectar el futuro es construir el presente, entendiendo que para hacerlo tenemos que poner nuestro empeño en desarrollar una inventiva profunda, un gusto relevante y un juicio profundo.